Hacer reír es un trabajo muy serio: entrevista con el mago Adrián Conde
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Dices que eres tú, que todo lo que eres o aprendes lo vas introduciendo en tus espectáculos… El clown, que es uno de tus recursos, es un personaje un poco ingenuo, muy entusiasta, algo torpe, sin sentido del ridículo… ¿Cuánto de eso hay en Adrián Conde?
Pues es una respuesta difícil. Cuando uno estudia clown aprende que tiene que hacerlo lo más parecido a sí mismo posible. Yo, mirando a un niño (por ejemplo a mi hijo) veo que es un clown. A veces también a un abuelo, cuando ya no le importa nada y no tiene vergüenza. Pero sobre todo un niño: quiere llamar la atención, ser querido, que lo vean… y siempre va con un objetivo, aunque por el camino se distraiga. El clown es así. Y yo en realidad también lo soy, me disperso con facilidad. Antes intentaba luchar contra eso, centrarme, pero después me he ido dando cuenta de que lo mejor es ir fluyendo. Otra característica común con el clown es que fuera del escenario yo soy muy tímido.
¿Encuentras diferencias entre actuar para un público infantil o adulto?
No. Lo que pasa es que los adultos tienen prejuicios. Al niño no le importa el qué dirán y los adultos en cambio relacionan payaso o mago con espectáculo infantil. Es, quizá, un concepto cultural, porque en Argentina abundan los espectáculos de payasos para adultos. Aquí, en cambio, cuando me contratan, por ejemplo, para una boda y me aconsejan actuar en un rincón solo para los pequeños, yo suelo recomendar hacer la actuación en el centro de la sala “por si acaso” algún padre también lo quiere ver… Y al final resulta que todos los invitados se detienen a ver el espectáculo y los adultos me felicitan. A la hora de pasarlo bien y reír no importa ser niño o adulto; yo lo que trato es de transportar al público a ese mundo infantil en que no importa lo que esté pasando, sólo divertirse. Lo más difícil es meter a la gente en ese mundo, que los adultos se olviden de los prejuicios y disfruten.
Vamos, que tus espectáculos son para cualquier tipo de ocasión, cualquier tipo de público
Sí, a veces me contratan para trabajar en un pub para adultos, a veces para una escuela infantil. Pero yo trato de hacer no espectáculos para todos los públicos, sino espectáculos familiares. La diferencia es que la gente puede venir a disfrutar en familia de mis funciones.
¿Cómo diseñas un espectáculo?
Intento partir de darle una vuelta de tuerca a los efectos de magia que ya existen. Siempre desde la premisa de que la magia “me ocurre”, creo un conflicto: intento hacer tal cosa, pero no puedo porque algo me lo impide. Normalmente el disparador es un truco de magia. Al mismo tiempo la ternura y la vulnerabilidad del personaje logra que el público empatice.

Dedicándote al humor, a la magia, a arrancarles sonrisas a la gente… cuando tienes un mal día, que también los tendrás, ¿cuesta más meterse en el papel? ¿O al contrario, es una manera de superarlo?
Hay técnicas de teatro para sentirte triste o feliz en el escenario, evocando momentos tristes o felices. Pero hay otras técnicas en las que, para llorar, se coloca el cuerpo de una forma determinada, se respira de tal modo, se hacen tales gestos… independientemente de lo que te esté pasando a ti. Desde luego que un mal día influye, sobre todo durante el tiempo en que estoy montando el escenario, maquillándome y demás; pero cuando salgo al escenario, me olvido de todo. Y probablemente alguno de los espectáculos que mejor me han salido son en los que tenía algún problema: alguna vez que he llegado con fiebre, cuando tenía lesionado un tobillo, o algún día que he sufrido problemas emocionales. Yo, en realidad, en el escenario estoy jugando; para mí es un trabajo, pero cuando salgo al escenario salgo a jugar, así que aunque tenga un mal día me lo acabo pasando bien.
¿Cuáles son tus referentes artísticos? ¿Actores, magos, mimos, gente a la que admires?
Muchos. No tengo uno en particular. Me gustan sobre todo los artistas o magos que hacen este tipo de “magia que le ocurre”, pero no trato de buscar una inspiración o una idea en otros magos, porque si no acabaría haciendo lo mismo que ellos. Lo primero en realidad es que no busco inspiración, sino que me llega; aunque esté todo el día dándole vueltas a un espectáculo, la idea para un truco me puede llegar en cualquier momento, tanto cuando entro en un bazar como viendo una película.
Como tú mismo nos cuentas, hay muchas diferencias entre hacer espectáculo de calle (hay que convocar al público y mantener su atención) y actuar en una sala de espectáculos o en un festival, ya sea en la calle o en un teatro (la gente ya va buscando la función). ¿Qué prefieres?
A mí me gusta, desde luego, actuar en un teatro donde tienes tiempo para preparar el espectáculo y la gente acude predispuesta, pero también me gusta el espectáculo de calle. Yo en verano estoy de gira, pero si pasan uno o dos días que no tengo espectáculos contratados, me gusta actuar en la calle, porque este tipo de magia que yo hago, “que me ocurre”, la tengo que probar. En la calle aprendo mucho, a parte de que es un extra económico, me viene muy bien para practicar, para ensayar con público. La gente no te viene a ver a ti ni el espectáculo, está pasando por ahí y se detiene un momento; en un segundo en que algo no le guste, va a seguir su camino. Así que si logras hacer un espectáculo en estas condiciones con la gente de pie, pasando calor… imagínate lo que serías capaz de hacer en un teatro, con gente sentada, que pagó su entrada y está esperando a que salgas, sin distracciones. El espectáculo de calle es bueno para mí como escuela, como ensayo. Pero en definitiva me gusta todo: hacer un espectáculo de calle, hacer un espectáculo en la calle (como puede ser un festival), o hacerlo en un teatro.

¿Crees que el espectáculo de calle está desprestigiado, como si los artistas callejeros estuvieran ahí sólo porque no saben hacer otra cosa?
Sí. A mí muchas veces me han dicho eso de “con lo bueno que tú eres, ¿por qué no vas a la televisión?”. Yo he salido en un programa de televisión, Tienes talento, pero no me interesó seguir porque me hacían firmar un contrato de exclusividad durante varios años. No me gustó el rollo programado de la televisión, ni que hubiera tanto interés en lo que rodeaba mi vida como en mi propio espectáculo. Aunque soy consciente de que la televisión es publicidad, y que salir en un programa, sube el caché.
Pero sí que mucha gente piensa que si trabajas en la calle, vives en la calle. Yo cuando acabo un espectáculo de calle y voy a pasar la gorra, digo que lo hago porque me gusta, no porque viva en la calle, pero también tengo gastos. Y además trabajo en la calle no porque no tenga la calidad suficiente para trabajaren un teatro; la calidad de un artista se mide por lo que logra transmitir a su público, no por el lugar en donde trabaja. Si actúas en un teatro con un cartel gigante anunciándote, la gente va a pagar fácilmente diez euros para verte; pero si haces un espectáculo de calle la gente a veces llega y te dice, “toma, chaval, te lo has currado” y te da diez céntimos. La gente piensa que es como darte una propina, una limosna.
El humor está de moda. Se insiste cada vez en que la risa es sana, que hay que luchar contra estos tiempos de desánimo con optimismo y alegría, se estilan los talleres de risoterapia… Tú, que te dedicas a hacer reír, ¿qué le recomendarías a la gente?
La frase reír para no llorar es cierta, pero más que buscar la risa en un momento concreto, se trata de una forma de vida. No tomárselo todo demasiado en serio ni preocuparse más de la cuenta. Para mí es normal que la gente se ría, pero aunque me gusta que la gente se ría, mi objetivo principal es comunicar algo, modificar un poquito el mundo: si con un chiste yo hago una moraleja para que tú reflexiones sobre tu vida, eso, para mí, es más importante que sacarte cinco carcajadas. La risa en el fondo es una puerta que te relaja y permite que entre el mensaje.
¿Cómo ves la escena artística asturiana?
Está muy bien porque muchos ayuntamientos ofrecen espectáculos gratuitos, aunque eso, al mismo tiempo, significa que es un concejal de cultura quien decide que un espectáculo se muestra y otro no, no es el público en realidad quien elige lo que quiere ver; y de cara a los ciudadanos, aquellos a quienes no les guste el teatro no estarán de acuerdo con que parte de sus impuestos se gasten en ese tipo de eventos. Por otra parte, también se ofrecen subvenciones para compañías y espectáculos, lo cual quiere decir que algo no funciona bien, porque si necesitas una ayuda para subsistir, significa que tu trabajo no está rodando bien por ti mismo. Yo no me quejo, cada vez me sale más trabajo; la gente me recomienda y se sorprende con lo que hago.
Lo que me parece más complicado de la escena asturiana en general es que la gente, como hablábamos antes, tiene muchos prejuicios.
¿Tienes algún proyecto nuevo? ¿Algún espectáculo nuevo en marcha?

Tengo dos proyectos. Uno es hacer una adaptación del segundo espectáculo que monté, Mi pequeña carpa de circo, que es una producción bastante grande, y que no funcionó demasiado bien, porque no pude rodarlo lo suficiente en la calle, por todo el trabajo que suponía. Otra idea en proyecto es un nuevo espectáculo para dentro de la caravana.
Pero lo que más centra ahora mi atención es preparar un número de entre siete y diez minutos para trabajar en un circuito de magia, en las galas que suele haber alrededor del mundo en congresos, convenciones o festivales de magia. En Alemania, Inglaterra, Italia o Francia hay también circuitos muy interesantes de cabaret. Crear un espectáculo de este tipo es bastante complicado, sobre todo del tipo que me gusta hacer a mí, de magia “que me ocurre” y con el espectáculo teatralizado.
¿Cómo te ves en el futuro?
Yo no me imagino de otra forma. A veces pienso que debería trabajar de otra cosa, porque veo esto tan normal que no valoro lo que tengo. Sí que tengo muchas ganas de abrir una sala de espectáculos, para hacer cenas con shows, o algo así, pero desde luego, siempre algo relacionado con la magia.
Cuatro cafés más tarde, damos por terminada la entrevista. Adrián me ha dejado una larga conversación por transcribir, con mucha e interesante información sobre su ajetreada vida. En unos días estará participando en el Festival do Circo do Brasil y el fin de semana después, en el Congreso Mágico de Murcia. Puede que en poco tiempo, además, nos sorprenda a todos en prime time en la tele. Todos los detalles sobre sus espectáculos, sus próximas actuaciones y los datos de contacto, están disponibles en su página web. También tiene cuenta de Facebook y de Twitter para no perderle la pista.
Me voy pensando en cómo ha podido hacer desaparecer, sentado frente a mí, separados por el ancho de la mesa y sin apenas distracción a nuestro alrededor, esa bolita hecha con el envoltorio arrugado de la magdalena que se acaba de comer. Recuerdo que luego se la sacó soplando por la nariz y esbozo una sonrisa. Me subo al coche cargada de buen rollo, presiento que hoy va a ser un buen día.
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22/10/2014 @ 00:47
muy bueno pipi !!!!! te mando un abrazo grande y saludos pa la banda!!!!! desde floresta!!!